- Un clásico de la infancia que muchos ya han olvidado. Hoy os voy a hablar sobre "El Hinque", al menos al que jugábamos por tierras vascas. Cada uno tenía sus reglas y algunos se las inventaba, pero se dice que hay tres variantes de este juego que funciona a base de pinchazos sobre la tierra... y cuanto más húmeda mejor.
La herramienta era de lo más básico. Tan solo era necesario disponer de un objeto punzante que se clavara sobre la tierra. En mi barrio utilizábamos unas varas de hierro de cualquier obra, un cilindro espigado que medía unos 25 centímetros aproximadamente. También valían cinceles u otros objetos metálicos.
El terreno debía ser algo blandito para poder jugar al Hinque. Un campo de fútbol de arena o la playa eran los escenarios ideales para iniciar un juego entretenido. Recuerdo que en aquellos días de lluvia, aguardábamos la retirada de las nubes para comenzar una nueva partida, aunque las reglas fueran modificadas de vez en cuando. Incluso algunas veces pasábamos de las normas del juego y solamente nos limitábamos a clavar el palo. El primero que fallase en su lanzamiento, perdía... así de sencillo.
Un buen movimiento de muñeca y un lanzamiento firme era la clave. Muchos utilizaban normas similares a las del juego de la Rayuela, otros simplemente trataban de derribar el palo hincado, y también se podía jugar disponiendo de otros objetos a los que habría que acercar el palo. Eso sí, como ya he dicho, muchos establecían sus propias normas y al final no quedaban claras las instrucciones del juego... el caso era pasar la tarde.
El hinque fue un juego muy popular entre los niños de los años setenta, ochenta y noventa. |
MMMM
ResponderEliminar